Más allá de todo,
de las miradas de la gente,
de los desiertos del porvenir,
de las cadenas y los fantasmas.
Más allá
se quedan
los besos tibios
y las miradas eternas.
Más allá me llevaste
con tus ojos de niña
y tus caderas de mujer.
Más allá me dejaste
volando bajo,
entre pilotos automáticos
y estrellas del amanecer.
Ahora,
mientras la noche se desvanece,
me pierdo
como la luna
con la salida del sol.