Mis adentros, esos adentros
que despiertan demonios,
los que sin saberlo
penetran hasta el fondo.
Resucitan la melancolía en sexo
que arde y quema con sus humedades
y juntos
forman el elemento sagrado de la castración.
Te persigo como sombra,
abres a diario los espejos
que escupen mis palabras
para volverlas tuyas,
y volverán a mí en besos.
Yo podría regresar
completo,
pero los ojos están dentro de ti,
los arrancaste para mirarte
en lo perverso
que es jugar con niños ciegos.
Sabes binario, simple
me descubres en las cosas perdida
como si el mundo se fuera acabar,
me besas
y la voluntad desaparece.
Tu boca se abre,
recitas
palabras de suicidio emocional
para sepultarnos en silencio.